Escudos y máscaras las utilizamos a diario por miedo a que otros nos vean y nos toquen donde nos duele, o donde el placer puede ser tan intenso que nos haga daño, como una comida que nos gusta tanto que no sabemos parar a tiempo y termina con nuestra digestión y salud del día.
Un homenaje a los escudos que nos visten, pero tambien nos separan de los otros, de la vida.
Acrílico sobre DM 75 x 50 y 3cm de fondo