Este collar lo hice pensando en agradar a una persona que no tuvo que hacer ningún esfuerzo para que la quisiéramos. Cuando lo he terminado me parece que en mi afán de agradarla no he captado la realidad y me resulta un poco complejo para alguien que es más claro y sencillo. Aún así, el resultado me gusta, me parece un bonito juego de colores para llevar en el cuello.
Una flor en la noche realza su color con la luz de la luna. Luna llena que llena que ilumina lo que habitualmente no veríamos. El broche termina siendo una ventana por la que se nos muestra una brizna de lo que hay fuera.
A veces me pasan estas cosas, paso del color a la sobriedad de los grises. Se trata de un paisaje que se puede ver tras los tallos de bambú. Recuerdos de oriente para llevar cerca del corazón
He hecho estos pendientes como si hubiera cortado una flor y hubiese puesto algunos trozos sobre un fondo de atardecer. Montados en plata para que no den alergia.
Un trabajito en polímero y cristal con un lágrima, que puede ser de alegría o de tristeza. Espero que sea de alegría. Puede ser un broche o un medallón
Una espiral que a medida que crece desvela los diseños que nacen en su interior, y que no son otra cosa que un todo formado por partes iguales a él. Cuando lo he hecho me he estado acordando de una chica que le gustan tanto los fractales que se los ha tatuado en la piel.