Cuando me enfreté a este lienzo, lo hice desde la intención de hacer un trabajo en la línea del cuadro anterior, A Roma.
No ha sido así. De los colores y las formas preliminares ha ido surgiendo este Jardín de los Ancestros. Ellos está ahí apenas los vemos o los reconocemos en nosotros, porque el tiempo es tanto que las figuras quedan desdibujadas, apenas podemos ver otra cosa que no sea paisaje y adornos en los muros. Curiosidades de otros tiempos.
La reallidad es otra. Estan en nosotros. En la cadena neurótica se perpetuan y llegan a nuestra vida a traves nuestro. De alguna manera siguen vivos. Nos hemos comido sus manías, sus gustos, sus fobias y las que, a su vez, ellos se comieron de sus padres y abuelos, a los que alimentaron otros tantos ancestros. También nos han legado su pasión, su buen hacer y su humanidad. No todo es malo.
Reconozcamos lo que no es nuestro y podremos decidir que conservar y que dejar atrás. Todavía, siempre, hay esperanza.
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1 comentario:
Me parece muy acertado. "Cultura de la sangre" lo llamaba Lorca. O todos los caracteres del genoma. Parece sofisma de Jodorowsky, o aserción de "Las Constelaciones Familiares", y más... Notable al final tu 'canto a la libertad'. Los astros inclinan pero no obligan. Me gusta mucho Manuel. Albjima.
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